La Convención sobre los Derechos del Niño y la Familia. 
Ser niño hoy


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Lic. Alejandro Bonasso
Director General IIN

I. Preámbulo 

Preámbulo quiere decir lo que se hace antes de empezar a ambular, a caminar. Nosotros necesitamos una instancia previa al empezar a caminar, a ambular. Tenemos que acordar algo entre nosotros como modo de partida, de este camino que iniciamos en el día de hoy. 

Eso es lo que está contenido en el texto que les repartimos como documento inicial al que hemos llamado “Nuestra fundamentación”. 

Nos referimos a la experiencia humana, reiterada en distintos contextos de acordar pautas, consensos, antes de iniciar un recorrido. Procurando ofrecerles la oportunidad de vivir, en ese ponernos de acuerdo, una experiencia centrípeta, a pesar de lo diversificado de vuestras disciplinas científicas y de vuestro espacios de inserción laboral. 

Hay determinados supuestos entre nosotros, lo que hará que luego de recorrer un camino pueda emerger una labor colectiva. 

Nuestro idioma nos ofrece ricas posibilidades de coincidencias que habilitan juegos semánticos. Se ha señalado que el verbo “CREER” y el verbo “CREAR” coinciden al conjugarse en primera persona del modo indicativo. Al decir YO CREO me declaro en situación de hacer fe, y a la vez me defino en propiedad de construir algo, de operar un efecto transformacional que emerge de mi.

Esto es lo esencial de nuestro preámbulo, vamos a trabajar desde y en el marco de una normativa que ha sido acordada desde hace ya una década: la Convención.

También hemos de trabajar desde referentes personales y profesionales distintos, que han determinado diferentes procesos de historización. Pretendemos y esperamos que sea una realidad posible, que se CREE entre ustedes un agrupamiento fermental. 

Esperamos  que esta formulación de deseos pueda ser alcanzada. 

Simétricamente nuestro Documento-guía: la “Convención sobre los Derechos del Niño” establece en su preámbulo del que citaremos algunos fragmentos: “...CONVENCIDOS de que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente su responsabilidades dentro de la comunidad...” 

Quienes la elaboraron, estuvieron convencidos, declararon al unísono una utopía compartida a pesar de la multiplicidad de procedencias de origen. 

Hoy es bueno que revisemos nuestras estructuras de valores, nuestros fundamentos ideológicos nuestros niveles de convicción. 

Lo trascendente se relativiza en este mundo contemporáneo. Se reiteran las quejas de “ideología devaluadas” de pérdida de densidad de lo trascendente. Con la propuesta de procurar acuerdos entre nosotros pretendemos también recimentar niveles de convicción. 

Por  eso estamos aquí. 

II. Enfoque de Derechos 

Continuando con nuestro Documento-guía: 

“...Reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión. 

Considerando que el niño debe estar plenamente preparado para una vida independiente en sociedad y ser educado en el espíritu  de los ideales proclamados en la Carta de las Naciones Unidad y, en particular, en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad.” 

O sea que, surge el compromiso de dedicar esfuerzos desde cada Estado para que cada niño pueda llegar al ejercicio de sus Derechos. 

Podríamos hablar de dos grandes categorías de derechos, la primera: Derecho del niño a la familia como derecho esencial y la segunda: Derechos de la familia frente al Estado. 

a.      Derecho del niño a la familia 

El  proceso de humanización debería ser el primer derecho ha ser concedido a un niño. Dicho proceso es el efecto de una construcción afectivo-cultural que ha de operarse en el seno de un grupo humano, que no está determinado genéticamente, y que lo activará la maduración. 

La producción de la capacidad de funcionamiento autónomo  rige todo proceso educativo. Esta no ha de construirse si no se transitó por una etapa de  dependencia absoluta en apoyatura con un contexto de privacidad e intimidad  que brinde un sostén adecuado. Un sostén, que para ser adecuado tiene que ser continuo y confiable. 

La familia “saludable” como grupo primario y natural sería quién ofrecería ese primer espacio para el desarrollo. 

b.      Derechos de la familia frente al Estado 

La familia debe ser protegida y asistida por el Estado a fin de poder cumplir con su cometido social esencial. 

El Estado ha de asumir responsabilidad para oficiar efectivamente como garante de la tutela necesaria, de modo que la familia, a su vez pueda ofrecer protección. 

Asumir una responsabilidad en el cumplimiento de deberes, desde la instancia parental, a la vez, ha de respaldarse en simetría con un Estado eficaz a la hora de proveer amparo. 

III. Ser niño hoy. ¿Se acabó la infancia? 

El objetivo de este tópico sería abrir varias preguntas a fin de dejarlas para ser trabajadas por ustedes, a lo largo de los siete módulos de este Seminario.

Sabemos que existe consenso en definir la infancia como el efecto de un proceso de construcción cultural. Este proceso se opera desde la potencia instituyente de instituciones que la forjaron en la modernidad. 

Lo que llamamos “infancia” es una producción simbólica e imaginaria que fue promovida desde el  llamado “Estado burgués” hace aproximadamente 300 años.

Es el resultado de un discurso y de un conjunto de prácticas que emanaron de esas instituciones (fundamentalmente familia y escuela). 

Hoy se piensa desde diferentes ciencias humanas, que estas instituciones están en crisis, por lo tanto esta crisis, este “agotamiento de discurso” atraviesa  la producción de infancia. 

El concepto cultural de infancia se sustenta, opinan los lingüistas, en operaciones discursivas que connotan una serie de significaciones. Se han definido como fundamentales las significaciones de: docilidad, capacidad de espera, inocencia entre otros. 

Estos supuestos, sabemos, que hoy están en debate. Se nos dice que se ha transformado la producción institucional de la infancia. 

El discurso mediático ha ido cobrando una fuerza arrolladora en la tarea de producción de sentidos. 

Nos resulta fundamental considerar el modelo de infancia que emerge del discurso mediático. 

En consideración a esta jerarquía trataremos especialmente el tema “Familia y Medios” en el siguiente módulo de este Seminario. 

Nos parece fundamental poner a trabajar entre ustedes esta pregunta: ¿Cuál es la infancia que el discurso de los medios produce hoy? Esta nos habilita otras, como:

-         La infancia que conocíamos ... ¿ se acabó?

-         La escuela que conocíamos ... ¿ se acabó?

-         La familia que conocíamos ... ¿ se acabó? 

El discurso de los medios tiene efectos directos a la hora de construir la subjetividad actual del niño. 

¿Cuáles son hoy los aspectos que definen a la visión mediática de la infancia? 

La publicidad es un género del discurso mediático. En la actualidad se reflexiona y se advierte sobre la idea de que el niño en la publicidad aparece equiparado a un cuerpo con urgentes necesidades: solo parece ser visto como consumidor, quedando expuesto a las estrategias de marketing. 

La situación histórico-cultural estaría entonces determinando la concepción y el modo como se es niño, niña o adolescente. 

Los medio masivos de comunicación, entonces, como lugar privilegiado de exposición del sujeto, dictan los modelos de cómo ser para ser aceptado. 

El tratamiento de las noticias en la prensa oral o escrita reflejan temas tales como el aumento de las estadísticas sobre la niñez en conflicto con la ley. Desde una modalidad discursiva  que no invita abrir cuestionamiento sobre el tema. 

La atracción de los medios es de tal magnitud que borra la posibilidad de construir un pensamiento alternativo.

Cabría una nueva pregunta, ya que parecería operar un sutil desplazamiento en la actualidad: ¿protegemos a los niños o a los derechos de los niños? 

Importaría también, traer otro tema, referente al proceso que se empezó a dar en la segunda mitad del siglo pasado y que tiene que ver con las posibilidades de desvinculamiento de las parejas y de los núcleos familiares. 

¿Se acabó “la familia”? Hoy son muchos los niños que conviven con varias familias simultáneas, las nuevas legalidades habilitan nuevos modelos de vínculo y de desvínculo. ¿Cómo se irán procesando estas coordenadas? Tanto en lo interno de cada individuo como en lo colectivo. 

IV. Promoción de resiliencia 

Este es otro aspecto que desearíamos que enmarcara a este Seminario. Desde que se define la resiliencia, como una propiedad subjetiva que permite resistir y aún salir fortalecido por la adversidad, podríamos decir que este tema habilita a una reflexión personal. De alguna manera nosotros mismos pudimos comprender, respecto a procesos personales que habían significado la continentación que habíamos recibido. Antes no se hablaba de Resiliencia, pero hoy al analizar el concepto, al hacer una cierta introspección se entra a discernir y a valorar la cantidad de elementos de resiliencia que jugaron en la historia personal de cada uno de nosotros y que nos permitieron haber podido afrontar o pasar por las adversidades sin haber sido dañados. 

V. El tiempo de infancia como proceso que media entre la Naturaleza y la Cultura 

Podría decirse que la tarea fundamental de los tiempos de infancia y adolescencia tiene que ver con contar con un espacio para construir (desde la apoyatura vincular) una estructura valorativa que permita significar la realidad, aprehenderla y transformarla. 

El construir una estructura de significación, a modo de gramática es algo fundamental, que el ser humano necesita “Crear y Creer” para empezar a caminar, para construirse un proyecto y desde ahí construirse un mundo. Esta estructura se construye en y desde la familia. Todo parece confluir sobre la familia, hemos de encontrar como hacer para “empoderar” a la familia. Ya que podríamos esperar que en ese “empoderamiento” se juegue la capacidad de resiliencia. 

Estamos enfrentados a una labor colectiva y multidisciplinaria, debemos colaborar con el Estado en la tarea de dar protección a las familias en riesgo.

Creemos que ha existido un gran vacío en lo que hace a políticas de familia, incluso como parte de las políticas de infancia y adolescencia simultáneas. Creemos que al día de hoy, tanto las madre como los padres viven una gran necesidad de capacitación y apoyo, que convoca a múltiples profesiones. Habríamos de operar en esta labor colectiva, creado de resiliencia, a modo de campaña inmunológica  de modo de generar fortalezas que permitan resistir la adversidad. 

La construcción de esa suerte de gramática, de la que hablábamos al principio, supone que los adultos revisemos nuestra propia gramática, donde ponemos los signos de puntación, nuestro propio contenido, nuestra propia semántica, el mundo de nuestros valores como un implícito inevitable. Estamos frente a un desafío en la tarea de construir un mundo coherente con el entramado ético al que adherimos, con un concepto de familia fortalecida para que el niño pueda vivir y ejercer sus derechos, unificados en un concepto de sencilla enunciación “Derecho a la alegría”, en palabras del Dr. Rodríguez Fabregat pronunciadas al momento de crearse este Instituto.