Discurso de la Primera Dama de la República de Nicaragua, Licenciada Maria Fernanda Flores de Alemán en ocasión de celebrarse la II Reunión de Primeras Damas de Centroamérica, Panamá, Belice y República Dominicana.

Managua, Nicaragua, del 22 de Octubre del 2001


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  • Excelentísima señora Joan Musa, Representante de la Primera Dama de Belice,
  • Excelentísima señora Evelyn Morataya de Portillo, Primera Dama de la República de Guatemala,
  • Excelentísima señora Lourdes Rodríguez de Flores, Primera Dama de la República del Salvador,
  • Excelentísima señora Ruby Moscoso de Young, Primera Dama de la República de Panamá,
  • Excelentísima señora Nuria Rodríguez, Representante de la Primera Dama de la República de Costa Rica,
  • Excelentísima señora Maritza Gómez, Representante de la Primera Dama de la República de Honduras,
  • Excelentísima señora Mercedes Acosta, Representante de la Primera Dama de República Dominicana,
  • Licenciado Alejandro Bonasso, Director General del Instituto Interamericano del Niño.

Como Primera Dama de la República de Nicaragua es para mí un gran honor darles la bienvenida a esta Segunda Reunión de Primeras Damas de Centroamérica, Panamá, Belice y República Dominicana.

En nombre del Señor Presidente de la República, Doctor Arnoldo Alemán, en el nombre del pueblo de Nicaragua y en el mío propio agradezco a cada una de las Excelentísimas Primeras Damas y a sus Representantes Personales, a participar en este histórico evento que transciende nuestras fronteras nacionales y que reafirma una vez más nuestro compromiso con la niñez y la adolescencia, teniendo como marco de acción la filosofía, y el ejemplo de nuestros héroes que lucharon por la integración de Centroamérica.

Las Primeras Damas de esta región estamos comprometidas con el desarrollo social de nuestros pueblos, con la erradicación de la pobreza y con el cumplimiento de los derechos de nuestra niñez y adolescencia.

Estamos aquí para identificar, compartir e impulsar importantes iniciativas y propuestas que contribuyan a concretizar las aspiraciones y sueños que compartimos como región: que no haya niño, niña y adolescente sin identidad. Que no haya niño, niña y adolescente sin salud, educación, recreación, vivienda y cultura.

Considero oportuno recordar en esta ocasión, que teniendo como marco de referencia nuestros propios contextos socioeconómicos, históricos y culturales hemos logrado importantes avances en la implementación de la Convención sobre los derechos del Niño.

Nuestros países han venido impulsando profundas transformaciones administrativas, reformas legales, adaptaciones conceptuales, metodológicas y culturales para atender a nuestra niñez y adolescencia bajo una nueva perspectiva que ha revolucionado a escala mundial el concepto tradicional de la infancia, pasando de la Doctrina de Protección Irregular a la de Atención Integral que establece al niño, niña y adolescente como sujeto de derechos pero también de deberes.

Creo firmemente que es el momento de seguir compartiendo -como ya lo hicimos en la Primera Reunión de Primeras Damas, realizada en la República de El Salvador en agosto del 2000- nuestros logros fortalezas y debilidades y también para apoyarnos mutuamente en la búsqueda de nuevos caminos y senderos de esperanzas que potencialicen y proyecten a nuestra región como una zona unida en pro de nuestra niñez y adolescencia.

Estamos impulsando el diseño e instalación del Sistema de Información sobre la Niñez y la Adolescencia Nicaragüense SINAN, tal como acordamos en la Primera Reunión de Primeras Damas realizada el año pasado en El Salvador. El Banco Interamericano de Desarrollo, recientemente nos comunicó que se ha aprobado el financiamiento del SINAN mediante la aprobación de un fondo no rembolsable que será completado con el apoyo financiero de Plan Internacional y UNICEF.

También estamos formulando el Plan Nacional a favor de la Niñez y la Adolescencia 2002-2010 y un Plan que defina el rumbo estratégico del Consejo Nacional de Atención y Protección Integral a la Niñez y la Adolescencia para los próximos cinco años.

Para finalizar hago un llamado a mis homólogas de la Región de Centroamérica, Panamá, Belice y República Dominicana para que desde una perspectiva regional aunemos esfuerzos y experiencias para hacer realidad los Derechos de nuestra niñez y adolescencia, priorizando particularmente el derecho a un nombre y una nacionalidad establecido en los artículos 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que de concretizarse tendríamos grandes beneficios, ya que el cumplimiento de este derecho es la base fundamental para la consecución de los otros derechos de la niñez y la adolescencia.

Pongo a disposición de las Excelentísimas Primeras Damas que nos honran con su presencia y sus representantes personales el calor humano, la solidaridad y la cordialidad que caracteriza a los Nicaragüenses.

Muchas Gracias y que Dios nos bendiga a todos.