DESDE EL FONDO | CUADERNILLO TEMATICO Nº 21 |
Por Angela María Quintero Velásquez
Está
comprobado históricamente que la familia es una institución necesaria para
el desarrollo del individuo y la sociedad. La estructura y las funciones
familiares han variado, pero dos de ellas se siguen cumpliendo de manera
importante:
Algunas funciones que antes correspondían sólo a la Familia, ahora las
asumen y/o comparten otras instituciones, organismos estatales o privados:
actividades domésticas (lavanderías, alimentación), recreación (ocio y uso
del tiempo libre), cuidado de los niños, ancianos y enfermos. Las
viviendas familiares más pequeñas, generan la necesidad de espacios
lúdicos y recreativos fuera del hogar. Otras se cumplen con ajustes:
reproducción de la especie, sexualidad y genitalidad, económica
(coprovidencia). Paradójicamente se afianza en algunas sectores sociales, a la vez que emergen las Nuevas Tipologías, evidentes en el aumento de las familias monoparentales, producto de los divorcios, separaciones y otras alternativas erótico-afectivas, las familias simultáneas y las familias homosexuales. La sociedad contemporánea está caracterizada por la diversidad de opciones en la convivencia y esto exige adaptaciones. Las voces más tradicionales y conservadoras de la sociedad, conciben las nuevas formas de familia (simultánea, monoparental, homosexual) como elementos que afectan negativamente al individuo y a la familia, en tanto son más acentuadas las dificultades en la convivencia familiar y social, el choque generacional, la agresividad , el conflicto y la falta de identidad . Es inevitable el paralelo entre la familia de ayer y la familia de hoy, con cambios en las normas y el papel de cada uno de los miembros. La mujer asume estos roles con más libertad e independencia, a la vez que sigue cumpliendo sus funciones domésticas, ahora es también providente y con frecuencia tiene que asumir la función del padre ausente y la autoridad familiar. La Familia de ahora, se caracteriza por tener menos miembros, siendo ejercida la autoridad de diferentes maneras; los vínculos de pareja son más inestables; hay más intercambios y movilidad de sus integrantes y mayor expresividad de sentimientos. Los valores cambian: priman la intolerancia, la individualidad, el dinero fácil y se visibiliza la violencia doméstica; aumenta la educación sexual y los métodos de control natal. La Familia de ayer era numerosa, el padre ejercía la autoridad
de manera rígida y asumía el papel de proveedor económico. La madre se
encargaba de formar, atender al esposo-compañero e hijos, conciliar entre
ellos y establecer mecanismos de comunicación. Los valores tradicionales
eran: respeto, honradez, buenos modales, obediencia. No existían métodos
de control natal, pero si menos reportes de violencia doméstica y la
familia era más hermética a los hechos externos. La historia señala rupturas permanentes, de las cuales no escapa la
modernidad: por siglos la relación padres e hijos descansó en los lazos de
sangre, pero se ha dado un cambio trascendental, ya que en términos
funcionales el vínculo de consanguinidad es irrelevante. Es evidente una
apertura de mentalidades, pues la maternidad y la paternidad son más que
relaciones de sangre, expresado en la llegada de los hijos por vías
diferentes a la biológica: procreación asistida, adopción (crece el
porcentaje de padres/madres , con presencia significativa del género
masculino). En correspondencia, en el contexto coexisten diferente tipos de familia: predomina la nuclear ampliada y extensa, pero emergen otras formas: simultánea (superpuesta, reconstituida, ensamblada), monoparental, homosexual. La familia en su polimorfismo sigue siendo un elemento socializador importante, institución principal de la sociedad y para un sector de la sociedad, un refugio y un sistema propiciador de paz, afecto y protección. En oposición a su carácter de espacio de malestar, de violencia, de inequidad generacional y de género. FAMILIAS
SIMULTANEAS. En la formación de dichas familias, se observan dos razones para
establecer las segundas o subsiguientes relaciones de parejas: económicas,
las mujeres buscan apoyo económico y afectivo; en los hombres la
dificultad de asumir nuevos papeles solos. En el contexto del Género es relevante la importancia y crecimiento de
las jefaturas femeninas en esta dicha forma familiar. Las estadísticas
registran que más hombres asumen las familias simultáneas en una o mas
uniones sucesivas, es decir el género masculino reincide con mas
frecuencia en establecer vínculos de pareja, mientras que las mujeres
optan por establecer familias monoparentales, luego de disolver su antigua
relación conyugal. FAMILIAS
MONOPARENTALES. Replantea nuevas formas, antes era denominada de manera inadecuada
familia incompleta, con la connotación valorativa de faltante, ahora se
empieza a entender que un grupo familiar puede funcionar aún sin la
presencia de todos sus miembros. Es identificada con jefatura
femenina, pero es diferente de ésta, ya que excluye las jefaturas
masculinas y otras formas familiares que también tienen jefatura femenina
(nuclear, extensa, simultánea). La mayoría de aquellas si son la base de
la familia monoparental. -1-
Como nueva realidad social la Familia Uniparental es importante porque:
Esto implica que la familia debe resolver su reproducción básica
cotidiana utilizando sus recursos internos; en la mayoría de estas
familias, la mujer desempeña la función doméstica con un mínimo de ayuda y
sinfín de veces es la única providente. La Familia Monoparental crece por
desempleo masculino; aumento de viudez -2-, producto de la
violencia generalizada en varias regiones del continente; madresolterismo
en adolescentes; dificultad de la mujer con hijos de conformar nuevas
uniones o familias; por opción femenina, ya que su solvencia económica le
permite mantener a su descendencia sin la presencia masculina. FAMILIAS
HOMOSEXUALES El Parlamento Europeo define a la familia como una pareja establecida,
sin hacer alusión a su carácter hetero u homosexual. La propensión a
aceptar social, jurídica y legalmente la convivencia monosexual, avanza en
el siglo XXI, ello exige redefinir la identidad de género propia de estas
familias, más allá del planteamiento moralista de la ausencia de uno de
los elementos: masculino o femenino, o de su mal llamado carácter
perverso.
No deja de ser un fenómeno citadino, concentrado en los estratos altos
y medios de la sociedad. Compromete la Perspectiva de Género, en tanto se
extiende en parejas de ambos sexos: trasciende la tolerancia social hacia
las parejas femeninas y la estigmatización de las díadas masculinas.
Independiente de la posición ética o moralizadora frente a esta
modalidad familiar, es un hecho que supone el cumplimiento de las
funciones básicas de la familia y asignación de responsabilidades entre
sus miembros, al igual que en las otras tipologías. -3-
Las Familias y/o parejas homosexuales son una realidad innegable
para los profesionales del desarrollo humano, que tiende a consolidarse
para el próximo siglo. La decisión de un abordaje ético de estas nuevas
modalidades, debe ser asumida o no, según el sistema de valores personales
y profesionales, en correspondencia con el paradigma moderno de la
tolerancia y el respeto a la diversidad.
A nivel cultural resalta el cambio ideológico y el avance social de
la mujer; en razón de que cuando empieza a ser proveedora económica del
hogar, gana en independencia, seguridad y autoridad, pero este proceso
no conduce a la igualdad en las relaciones de género (entre hombre y
mujer), pues continua la recarga funcional en ella, a través de las
obligaciones domésticas y productivas. El desempleo además, tiende a ser mayor entre las mujeres, los
jóvenes y las personas de mayores ingresos. Según información del
Panorama Social de la CEPAL, la tasa de desocupación de la población
activa entre 15 y 24 años representa más de la mitad del desempleo total
en las zonas urbanas de América Latina (CEPAL, 1999).
La relación entre ingresos medios masculinos y femeninos continúa
siendo desfavorable para las mujeres, ya que éstas ganan en promedio
alrededor de 30% a 40% menos que los hombres y el aumento en la
participación laboral femenina ha ocurrido en ocupaciones más informales
y de menores ingresos. A manera de resumen, se resaltan los cambios sociales culturales y
económicos que influyen la dinámica familiar:
En suma, los cambios tanto de estructura y funcionamiento de las
familias traen cambios importantes en las relaciones internas,
redefinición de roles conyugales (principio de igualdad) que se
relaciona con el aporte económico que realizan al hogar mujeres e hijos,
nuevas relaciones paterno-filiales (aumento de los derechos de los
niños, pérdida de importancia de las relaciones de jerarquía y de
sumisión) y de fratría (caída de hermanos a futuro) y procesos de
individuación (afirmación del derecho individual por sobre el familiar,
énfasis en la realización personal por sobre los intereses familiares)
(Rico, Ana 1993)
Lo susodicho refleja algunas de las complejidades de la familia
actual:
FAMILIAS CON
JEFATURA FEMENINA. Las características de las familias monoparentales con jefatura
femenina corresponden a nuevas realidades económicas, de género y de
orden público; sobresale su bajo nivel económico; prevalecen los padres
ausentes o que nunca existieron más allá del acto biológico de la
reproducción, sea cual fuere la condición en que ocurrió la concepción
(violación, relación genital casual, medios artificiales o de
laboratorio).
"Se sostiene que la jefatura femenina de los hogares aumenta por las
tendencias económicas en general y por la pobreza que obliga a las mujeres
a buscar ingresos propios, que les dan mayor autonomía, y también por
condiciones demográficas, sociales y culturales como migraciones, viudez,
rupturas matrimoniales y fecundidad adolescente (Buvinic, 1991).
Las familias con jefatura femenina suelen estar constituidas, en
proporción importante, por madres solteras o separadas, que conforman uno
de los grupos de mujeres más vulnerables de la región [Caribe], por cuanto
viven con mayores dificultades su maternidad. Entre ellas destaca a su vez
el grupo de las madres adolescentes, que ha aumentado y que suma la
extrema juventud y la pobreza a la fragilidad de la jefatura del hogar
(Buvinic y Rao Gupta, 1997).
La indigencia es más frecuente en los hogares con jefatura femenina
porque éstos suelen incluir más dependientes, porque los salarios que
reciben las mujeres en el mercado de trabajo son más bajos y porque éstas
cumplen a la vez funciones económicas y domésticas, lo cual limita la
posibilidad de elección de empleo (que debe compatibilizarse con el
cuidado de los hijos)." Datos de la CEPAL, señalan que "La pobreza relativa disminuye pero se
mantiene la magnitud de pobres absolutos y los hogares de jefatura
femenina aún cuando en su mayoría no son pobres, están sobrerrepresentados
entre los hogares indigentes.
"Hallazgos recientes en la ciudad de Medellín (Colombia) ilustran
algunas de las afirmaciones anteriores:
"De acuerdo con la teoría sobre jefatura, no se perciben ni son
percibidas [40 mujeres jefas de hogar] por sus parientes como "Jefas",
sólo se ciñen a sus roles habituales de madres, amas de casa, esposas que
de igual manera los pueden desempeñar otras mujeres. Si se nota una
aproximación a la identificación con dicha connotación desde el referente
económico, ya que aportan el 50% o más del ingreso familiar, aunque
algunas no alcanzan a dimensionar el valor del mismo en términos
monetarios "
"No se evidencian unas precarias condiciones de vivienda definidas por
la categoría de Jefa de Hogar. Aún así, se sustentan niveles de pobreza y
una situación económica determinada única y exclusivamente para la
satisfacción de las necesidades básicas y la sobrevivencia de la familia"
(Alarcón el alt, 1998) VIOLENCIA
FAMILIAR. Una característica fundamental de la presente década, es que el Estado
entra a legislar desde lo público sobre la esfera de lo doméstico. Su
máxima expresión es la violencia familiar como un asunto que trasciende su
proverbial espacio íntimo para acceder a procedimientos normativos, según
lo enunciado en las legislaciones sobre el asunto. "Comparado con el ayer patriarcal, la mujer acepta menos el maltrato
que en el pasado y lo denuncia ante la justicia, quizás por su mejor
capacitación y porque es autoválida económica y apoyada en ello, busca la
separación, casi en igual proporción que el hombre." (Gutiérrez Pineda,
1998)
Expresado en términos sociales, es entender la Violencia Familiar como
el resultado del establecimiento de relaciones de desigualdad entre
diversos, con ejercicio del poder y el desconocimiento de la diversidad.
Su evolución la sitúa en una perspectiva de género donde la mujer
también asume el papel de agresora contra el hombre y esto empieza a ser
un fenómeno socio-jurídico que impacta las transacciones intrafamiliares.
NOTAS
BIBLIOGRAFIA |